El vuelo de la libertad: cinco guacamayas vuelven a su hábitat tras tres años de rehabilitación.

En los últimos días desde Cornare se celebró la liberación de cinco guacamayas de la especie Ara ararauna (guacamaya azuliamarilla), las cuales, después de un proceso de tres años de rehabilitación en el centro de atención y valoración, lograron superar algunas de las consecuencias más graves del tráfico ilegal y tenencia en cautiverio, por lo que el equipo de profesionales determinó que estaban aptas para volver a volar libres en su hábitat natural.


Estas aves recibieron atención médica, una dieta equilibrada y cuidado biológico especializado. Además, para su recuperación se usaron enriquecimientos nutricionales y biológicos que les permitieron rescatar algunas habilidades naturales como: vuelo, búsqueda de alimento, exploración y socialización. Cada pequeño logro significaba un paso más hacia la libertad.


Todo el proceso de recuperación y rehabilitación se llevó a cabo en el Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre -CAV-, lugar en el que un equipo de 20 personas entre veterinarios, biólogos, zootecnistas, cuidadores apasionados de la fauna y pasantes de medicina veterinaria y zootecnia, dedicaron tiempo y esfuerzo a recuperar la salud física y comportamental de estos cinco ejemplares.


El proceso biológico para rehabilitar y regresar a su hábitat natural a estos individuos constó de varias fases, cada una con alto grado de complejidad. “Las aves tenían muchas deficiencias en su plumaje, su crecimiento fue lento, la etapa nutricional tomó tiempo mientras se adaptaban al cambio de alimentación, así mismo, el componente comportamental y motriz fue largo porque incluía la recuperación de la capacidad de vuelo a través de ejercicios de movilidad, ya que, a pesar de ser aves, no sabían volar debido al cautiverio al que fueron sometidas”, explicó Yesica Tabares Castaño, bióloga del CAV de Cornare.


Luego de tres años en el Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre, las guacamayas fueron trasladadas a zona rural bastante alejada y con buena cobertura boscosa, que cumplía con las condiciones necesarias para garantizar su regreso exitoso al entorno natural y en el que también podrán agruparse con individuos de su misma especie.


La comunidad, parte fundamental para una liberación exitosa


Cornare ha entendido la importancia de sensibilizar y capacitar a las comunidades que habitan las zonas en las que se van a realizar liberaciones de fauna silvestre. Para el caso específico de estas cinco guacamayas, el equipo técnico estuvo durante seis meses previos a culminar el proceso de rehabilitación, llevando a cabo un trabajo social con los habitantes de la zona, con el propósito de sensibilizarlos, capacitarlos y acordar con ellos el compromiso de proteger esta especie y toda la biodiversidad de su región. Este proceso continúa también después de la liberación, por lo menos otros 5 meses más, ya que es indispensable para monitorear el éxito de la liberación y además para afianzar el proceso comunitario.
“Nosotros hacemos una parte del proceso de rehabilitación en el CAV, pero el componente más fuerte se hace en el sitio de liberación. Hemos descubierto que aumenta mucho las probabilidades de éxito de la liberación, que las comunidades conozcan que la especie se va a liberar, el tiempo que duró y el detalle de todo el proceso, que reconozcan la importancia de cuidar esta especie y el papel que desempeña en el ecosistema, ya que son los habitantes de la zona quienes se encargan de hacer el monitoreo y convivir con los individuos en su entorno natural”, manifestó Cristina Buitrago, médica veterinaria del CAV de Cornare.
Durante este trabajo de educación entorno a la liberación de las guacamayas, se vincularon cerca de 30 familias de 3 veredas de la zona, quienes recibieron capacitaciones grupales por medio de las juntas de acción comunal y visitas puerta a puerta, para dejarles claro el papel de todos para el éxito del proceso. También se realizaron jornadas de esterilización de perros y gatos domésticos, así como sensibilización sobre su cuidado, ya que estas especies se convierten en potencial peligro para la biodiversidad en condiciones inadecuadas de manejo, especialmente en estas zonas tan alejadas del casco urbano.
Guillermo León Giraldo Usme, habitante del municipio de San Rafael, quien participó de las jornadas de capacitación y acompañó la liberación de este grupo de guacamayas, aseguró que “la idea de nosotros como comunidad es que si acercan por ahí no alimentarlas, ahuyentarlas y concientizar a la gente que no las agarre para llevarlas para la casa. En esta zona empezaron a venir mucho las loras y guacamayas, especialmente cuando hay pepa de las palmas”.
Esta liberación se convierte en un logro importante en los esfuerzos de conservación de la vida silvestre y resalta nuestro compromiso hacia la preservación de las especies vulnerables, ya que, si bien las guacamayas a nivel global están en preocupación menor de amenaza, en Colombia están en mayor riesgo debido al tráfico ilegal.